Llegar al Fin de la Tierra

Llegar al Fin de la Tierra

Aquí está el fin de la tierra en el Mundo Antiguo. El primer general romano que llegó a la antigua Gallaecia vio con horror cómo su dios Sol se hundía inflamado y rojo en el mar: había llegado al Fin de la Tierra. Hoy sabemos que es el cabo de la Roca en Portugal, el punto más occidental de Europa, igual que el cabo Touriñán, en el ayuntamiento de Muxía, es el punto más extremo de Galicia, pero Fisterra es el lugar del mito, tal y como lo contó George Borrow, que viajó por estas tierras en 1837: «Llegamos a un lugar exactamente igual como en mi juventud me había imaginado la terminación del mundo, más allá del cual había un mar tormentoso, el abismo, el caos», Sin embargo, para los antiguos galaicos, estas Tierras del Fin fueron siempre el umbral del Paraíso.

El umbral del Paraíso

El umbral del Paraíso

En esta foto se puede ver la barca de piedra que trajo la Virgen a Muxía. Delante del santuario están las piedras prodigiosas: la barca, que sirve de rito de paso para curar dolencias lumbares, la vela, que sirvió como piedra adivinatoria y oscilante, y la piedra del timón. Porque, según las creencias de los antiguos galaicos, en esta costa embarcaban los difuntos para llegar al Más Allá, al Paraíso, a la Avalón de los antiguos británicos. Desde allá venían a Galicia los santos en barcos de piedra.

La última luz de Europa

La última luz de Europa

El cabo Touriñán es el punto más occidental de Galicia, por escasos grados de diferencia con Fisterra. También es aquí el Finis Solis, el lugar donde se apaga el último rayo de luz sobre el continente europeo, acontecimiento que ocurre aproximadamente durante un mes al ano, entre el equinoccio de primavera y el 25 de abril. Levantado sobre unos acantilados de 93 metros de altura sobre el nivel del mar, el faro viejo de Touriñán se construyó en 1898.

Costa da Morte

Costa da Morte

Los restos del vapor portugués Silva Gouveia, de 60 metros de eslora, aún se deja ver en la foto de la playa de Rostro, en Fisterra: naufragó en 1927. Todo este litoral se conoce como Costa da Morte, título que le dio por primera vez Eduardo Pondal en uno de sus poemas, porque, solo entre 1773 y 1975, hubo aquí 148 siniestros con 553 víctimas, naufragando buques como el británico The Serpent (1890) o el francés Nil (1927).

El sol candente chirría

El sol candente chirría

Décimo Junio Bruto, un antecesor de aquel Bruto que mató a César, fue el primer general romano que llegó a Galicia. En el año 137 a. C. cruza el Duero hacia el norte, vence a los galaicos y penetra en la antigua Gallaecia. Aquí contempla horrorizado cómo el océano engulle el globo candente del dios Sol, que desaparece en las aguas del mar tenebroso: había llegado al fin del mundo. En el año 36 a. C., el senado romano le concedió el título de ‘Galaico’ por haber llegado al extremo occidental.

El mundo según los antiguos griegos

Para los antiguos griegos, la tierra era plana y tenía un fin. Concebían la tierra como un disco flotando sobre el agua, con el mediterráneo en el interior, con Grecia en el centro, y todo rodeado por el océano. Así lo concibe aún Herodoto (485-425 a. C.), que nos lega una imagen del mundo como la del mapa aquí reproducido. Iberia se sitúa en el occidente y Fisterra en el extremo. A partir de Parménides (514-450 a. C.) y ya con Aristóteles (384-322 a. C.), la tierra comienza a considerarse como una esfera.